El presente escrito es un esnsayo basado en el artículo de Priscila Hernández Intitulado Mujeres en la Ruta Oriente, el cual hace una reflección acerca de una realidad que pocos conocen o a la cual no se le da mucha importancia, siendo que, dicha realidad, debe ser tomada en cuenta por la misma magnitud que representa.
Introducción:
Cada vez que es día de visita, ellas lo aprovechan. Son las esposas, madres ye hijas de los presos del penal de Puente Grande. Un penoso viaje que da muestra de desigualdad y los estereotipos que estas mujeres siguen cargando. Aunque los hombres están adentro, ellas continúan dependiendo de sus decisiones.
(Priscila Hernández .)
Objetivos:
Dar a conocer un fenómeno que revela y describe la dura realidad a la que se enfrentan constantemente una cierta cantidad de mujeres , en específico, las que viajan a visitar a sus familiares presos en el Penal de Puente Grande.
Desarrollo:
La cruda realidad a la que se tienen que adaptar las mujeres victimadas injustamente, es sin duda, una realidad llena de factores que las obligan a permanecer atadas de brazos y piernas por causas como la presión social, culturas y costumbres que conllevan ineludiblemente sacrificio, cansancio, frustración, dolor, coacción, incertidumbre, desesperación, abandono, injusticia, responsabilidad, y un sinfín de desequilibrios emocionales, sociales, económicos y morales.
Hoy día, son muchas las mujeres que viven dichas circunstancias, describen su situación con distintas actitudes, cada una de ellas acepta o rechaza los motivos por las que se aferran a viajar una vez a la semana a visitar a su esposo, a su padre, a su hermano, a su novio, cada una de ellas expresa sentimientos distintos pero que a fin de cuentas, terminan siendo identificadas por la sociedad mediante un estereotipo y una sola forma de vivir.
No sufrir de cruda moral por el hecho de no visitar a su familiar en prisión, es un fuerte factor que mueve a la mujer a cumplir con su “deber”, en este caso, no importa la edad, al parecer, lo que importa es el género, ya que se hace notar la diferencia entre hombres y mujeres con el machismo, patriarcado y misogismo tan enfático en esta situación.
El “rol” que cumple la mujer, es un tanto dificultoso, ya que “tiene que” estar al tanto de el prisionero durante años, y si se toma en cuenta de todo el proceso que atraviesa, desde el hecho de salir de su casa, trasladarse por medio de un camión, el cual refleja un ambiente desagradable, desde los olores hasta la misma interacción de mujer a mujer, el camino, el desgaste físico además por cargar todo lo que llevan a su familiar como comida, jabón, papel de baño y algunas otras cosas personales permitidas.
El desgaste emocional es mucho mayor al regreso del Penal, ya que muchas mujeres no se hacen a la idea de lo que están viviendo, no aceptan esa realidad tan desagradable, como lo es dejar a sus maridos, padres y hermanos encerrados en prisión; es probable que estas mujeres no solo lloren de tristeza sino de frustración y de ira, pero no por sus hombres, quizá por ellas mismas y lo que les “tocó”, porque meramente es injusto todo lo que hacen para sobrellevar la vida de esta forma, la adaptabilidad a este ritmo y forma, no es fácil. Basta con ver la expresión de sus caras para conmoverse, y saber que no tenemos idea de lo que se siente estar en ese escenario.
Sabiendo lo anterior y en base a cifras verídicas por estudios antes realizados, se incita a hablar acerca de una valentía y riqueza en valores que tiene la mujer, ya que , la solidaridad que demuestra al tener a un hombre de su familia en prisión independientemente de la razón y nunca abandonarlo, al contrario. En cambio cuando se hace la comparativa en el hecho de cuando se intercambian los papeles, se puede observar una marcada tendencia de que el hombre no visita con frecuencia a la mujer en prisión. Es volver a lo mismo que se comentaba con anterioridad; el rol de la mujer tradicional, sigue muy arraigado en cuanto a la “inferioridad” de ella, sin embargo no lo es.
Conclusión:
La reflexión acerca del fenómeno descrito en el artículo, es muy significativa ya que hace al lector darse cuenta de una realidad llena de crudas experiencias que además no son de tiempos cortos, sino de años y años con la misma monotonía desde la central camionera hasta la penal de Puente Grande, mujeres que ansían ver libres a sus maridos, padres, hijos; mujeres que llevan la cruz día a día, muchas con esperanzas, otras tantas que ya las perdieron pero que sin embargo siguen constantes y firmes a sus razones de tomar la responsabilidad que quieren o deben. Las mujeres en la Ruta Oriente, son ejemplo de vida, porque sea como sea, no pierden el paso.
Bibliografía:
La Gaceta de la Universidad de Guadalajara: Hernández, Priscila. Mujeres en la ruta oriente. Lunes 28 de febrero de 2011, pág. 4. Año 9. Edición 648. Subtítulo: la realidad de las mujeres de los presos de "Puente Grande"
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